domingo, 9 de noviembre de 2008

Hombre:

De mí salió la cuna que fue tu primera casa.
De mí la primera casa que te protegió del mundo.
De mí el arco y la flecha que te hizo vencedor de todas las especies.
De mí la canoa que te llevó más allá del horizonte.
De mí el instrumento que expresó tus alegrías y tus penas.
De mí el papel que transmitió tu cultura.
De mí el ataúd que será tu última morada.
Por eso no te pido misericordia.
Te pido justicia.


EL ARBOL

1 comentario:

Mauro Fernández dijo...

Esto es olvidarse de las raíces. Las verdaderas y auténticas, que nos regalan la posibilidad de vivir.