miércoles, 3 de agosto de 2011

La Gran Ola de Kanagawa - Hokusai




Durante la etapa de composición de la obra, Hokusai se encontraba en un momento de muchas dificultades. Estando en sus sesentas, en 1826 tenía serios problemas económicos, en 1827 al parecer tuvo un fuerte problema de salud —probablemente un infarto—, al año siguiente falleció su esposa y en 1829 tuvo que rescatar a su nieto de problemas económicos, situación que lo llevó a la pobreza. A pesar de que en 1830 envió a su nieto al campo con su padre —hijo adoptivo de Hokusai—, las repercusiones financieras continuaron por varios años, período durante el cual estuvo trabajando la serie Treinta y seis vistas del monte Fuji. Es quizá por dichos problemas que el objetivo de la serie parece ser el de contrastar el sagrado monte Fuji con la vida secular.


Hokusai llegó al diseño final sólo tras varios años de trabajo y de haber realizado otros dibujos. Existen dos trabajos similares, que datan de unos 30 años antes de la publicación de la gran ola, que pueden considerarse como los precursores. Se trata de Kanagawa-oki Honmoku no zu yOshiokuri Hato Tsusen no Zu, ambos trabajos con una temática idéntica al de la gran ola: en el primer caso un barco de vela, en el segundo uno de remos, ambos en medio de una tormenta y en la base de una gran ola que amenaza con devorarlos.

La ola muestra el control del dibujo que Hokusai había alcanzado. La imagen, aunque simple en su diseño como se presenta al observador es, sin embargo, el resultado de un largo proceso, de una reflexión metódica. Las bases de este método quedaron asentadas por Hokusai en su obra de 1812 Lecciones rápidas de dibujo simplificado, en el que explica que todo objeto puede dibujarse mediante la relación del círculo y el cuadrado.


El libro consiste en mostrar la técnica de dibujo utilizando únicamente una regla y un compás [...] Este método comienza con una línea y la proporción obtenida más naturalmente.


En el prefacio del libro además escribe:


Todas las formas tienen sus propias dimensiones que debemos respetar [...] No se debe olvidar que tales cosas pertenecen a un universo del que no debemos romper su armonía.


Algunos años después Hokusai volvió a recurrir a la imagen de la gran ola, esto cuando realizó la obra Kaijo no Fuji, con motivo del segundo volumen de Cien vistas del Fuji. En dicha estampa se puede encontrar la misma relación entre la ola y el volcán, así como el mismo estallido de espuma. En esta última imagen ya no hay ni seres humanos ni barcos, y los fragmentos de la ola coinciden con el vuelo de algunas aves. Mientras que en La gran ola el viaje de ésta es contraria a la lectura en japonés —de derecha a izquierda—, en Kaijo no Fuji tanto la ola como las aves avanzan armoniosamente.


No hay comentarios: