En mi primera declaración ante el tribunal de la Cámara Federal de San Martín hice una pormenorizada explicación del nacimiento del MTP y de las causas de los hechos de La Tablada y dijimos que uno y otro están vinculados a las distintas vicisitudes vividas por nuestro pueblo, algunas de ellas históricas y otras coyunturales.
Nuestra pertenencia a una generación que luchó y ofrendó su vida por una Patria Liberada nos enorgullece, por haberlos conocido y compartido los mismos sueños tan vigentes hoy. Así luego del gobierno de Isabel y la Triple A, muchos conocimos la cárcel, que también nos sirvió para analizar la experiencia pasada mientras luchábamos contra los planes de destrucción psico-físico que tenían para nosotros los genocidas. Vimos que nuestra experiencia había sido parcial, que compartimos con otras organizaciones populares los mismos proyectos y que muchas veces estábamos separados por matices o diferencias secundarias. Si bien la lucha armada cumplió un importante papel en la lucha contra la dictadura del 66-73, fue un error implementarla durante el posterior gobierno democrático.
Pensábamos en el '83 que con la llegada del gobierno democrático, por la lucha del pueblo y la derrota de Malvinas y sus consecuencias, se cerraba un ciclo histórico de gobiernos civiles y dictaduras militares; y que el autoritarismo buscaría nuevos caminos para llegar al poder. Este paso adelante en lo político, para ser tal, debía corresponderse con la democracia económica para todo el pueblo. El gran perjudicado por las políticas económicas de entrega de las dictaduras militares. Esto sería posible a través de lograr una gran unidad y participación popular. Estas reflexiones, sintéticamente desarrolladas, las fuimos profundizando con compañeros que veníamos de distintas experiencias. Entre otros, estaban Carlos "Quito" Burgos: periodista, secretario general de la JP en el '62, preso Conintes, miembro de la Resistencia Peronista y la CGT de los Argentinos; Marta Fernández: de larga trayectoria en el peronismo; Jorge Baños:
abogado y luchador por los DD HH, militante en la década pasada en la JP y posteriormente en el PI; Fray Antonio Puigjané y otros hombre ligados a la iglesia y al Movimiento Cristiano; compañeros jóvenes como Pablo Ramos; un importante papel cumplieron en este proceso Enrique Gorriarán y Francisco "Pancho" Provenzano.
Así nació la revista "Entre Todos los que queremos la Liberación" para contribuir a la unidad del pueblo, la defensa de la democracia y alcanzar la solución de las urgentes necesidades populares. Cada uno desde su identidad, su práctica política y social.
Los años '84 y '85 dejaron en claro que las aspiraciones del pueblo, su mandato, no las iban a cumplir ni el gobierno que comenzaba a claudicar ante los grupos económicos y el FMI, ni los políticos tradicionales dedicados a su "profesión" de políticos; alejados del pueblo y de las bases, perdidos en las internas partidarias. Así nos planteamos, luego de un profundo análisis de historia nacional y de la lucha del pueblo, la necesidad de construir un nuevo Movimiento Político que sintetizara las aspiraciones de peronistas, radicales, intransigentes, socialistas, independientes, cristianos, etc. Un nuevo Movimiento que a diferencia del radicalismo o del peronismo tuviera una dirección consecuente y compenetrada con los objetivos y anhelos de democracia, justicia social e independencia Nacional. Una representación política construida por todos aquellos que quisieron aportar los mejor de su experiencia para construir un proyecto común con el conjunto del pueblo. Con los que lucharon ayer y lo hacen hoy, con los que sufrieron la cárcel y el exilio, con los que resistieron durante la dictadura, uniendo la experiencia de los que lucharon antes con la audacia y el empuje de la juventud. A los trabajadores de la ciudad y el campo, a los profesionales, a los pequeños y medianos propietarios del campo, en definitiva a todos los agredidos por la dependencia. Así, como expresión de una historia, de una práctica política y social y un compromiso con el pueblo, nació el 08/05/86 el MTP para ser y contribuir a un gran Movimiento por una Argentina Liberada.
Un paso importante para el Movimiento fue la Mesa Nacional reunida en diciembre del '87, llegamos a esa reunión luego de haber hecho una experiencia electoral en Córdoba, Jujuy, Santiago del Estero, Neuquén y Berazategui, después de haber trabajado en la difusión de la propuesta en barrios, fábricas, colegios secundarios y universidades, en varias provincias del país. Era un trabajo incipiente pero importante en la integración de distintas realidades. Pero, ¿Cómo llegó el país a diciembre del '87?. En lo económico el gobierno acentuó su política de concesiones al FMI, los capitanes de la industria se transformaron en interlocutores asiduos del ministro y gobierno radical, pasó el plan austral y su estabilidad a costa de un gran despojo a los trabajadores. En el terreno militar había sucedido Semana Santa, la sublevación de Rico, las felices pascuas traicioneras de Alfonsín y las primeras leyes que los beneficiaron. Ya se preparaban para nuevas sublevaciones como sucedería un mes después en Monte Caseros. Alertábamos que era el resultado de la descomposición en el ejército, del fracaso (para ellos) del proceso y la derrota de Malvinas. No buscaban el golpe clásico, pero sí a través de ese tipo de hechos ocupar cargos institucionales en el ejército primero y en el gobierno después, consiguiendo así sus reivindicaciones de impunidad y reconocimiento histórico del genocidio. En definitiva querían generar una democracia controlada desde adentro. El pueblo les dio una respuesta contundente al ganar la calle para repudiarlos. La crisis política, la corrupción y la inmoralidad avanzaban a pasos agigantados, los distintos partidos políticos que se alejaban cada vez más de ellos.
Era necesario profundizar la construcción del Movimiento que se hiciera pueblo y que sus ideas fueran nuestra política para aportar, más efectivamente, a la lucha por el mejoramiento de las condiciones de vida, que luego de sucesivos paros generales no había tenido respuesta. Para luchar contra el autoritarismo que comenzaba a reorganizarse y ampliarse a través de relaciones con sectores políticos.
Luego del debate realizado en la reunión y por el voto secreto de todos los asistentes, se eligió una mesa nacional y un secretariado nacional. El secretariado quedó conformado por Pancho Provenzano (compañero de una larga militancia, extraordinaria capacidad de entrega y sacrificio), Jorge Baños, Fray Antonio Puigjané, Roberto Felicetti, la incorporación más importante fue la de Enrique Gorriarán, en el marco de una reafirmación del compromiso con el pueblo y como reconocimiento a su trayectoria como dirigente y luchador consecuente desde la década del '70 en la Argentina y junto a otros pueblos de nuestra América. Así también afirmábamos nuestra orientación Latinoamericanista. En la Mesa Nacional se integraron: Quito Burgos, Marta Fernández, Rubén Álvarez y Julio Arroyo (ambos de un esforzado trabajo en el Noroeste argentino junto a los trabajadores azucareros y las comunidades campesinas e indígenas), Oscar Allende (joven cordobés, delegado sindical en Mar del Plata), Pablo Ramos, Claudia Lareu, Pedro Cabañas (azulejista, paraguayo con muchos años de residencia en el país, donde conoció la cárcel por participar en las luchas populares de la década del '70), Juancito González (joven militante de profundo compromiso cristiano) entre otros compañeros. También hubo algunos que se fueron porque privilegiaron sus intereses personales a los del pueblo, sus argumentos fueron utilizados como fundamentación política por la Fiscalía y el Tribunal para condenarnos.
¿Por qué La Tablada? Luego de Semana Santa los carapintadas comenzaron a desarrollar una organización paralela dentro y fuera del Ejército, en otras fuerzas de Seguridad, con remanentes del proceso. Hoy ha salido a luz una parte del grupo Los Arcángeles en la Policía Federal, así aparecieron en allanamientos, depósitos de armas; en el '87 hicieron campañas de atentados y de intimidación.
A mediados de ese año denunciamos públicamente los documentos de la reunión de la Conferencia de Ejércitos Americanos realizada en Mar del Plata donde la conducción oficial del ejército argentino ratificaba su adhesión a la Doctrina de Seguridad Nacional y sus objetivos de condicionar las libertades democráticas. Mientras esta conducción del ejército reivindicaba la política dictatorial, los carapintadas exigían una reivindicación total e inmediata de todo lo actuado.
A Semana Santa le sucedieron Monte Caseros y Villa Martelli, esta última rebelión fue encabezada por el coronel Seineldín ya con el objetivo de lograr la renuncia de Alfonsín como ha quedado demostrado por posteriores declaraciones del General Caridi. Los únicos que los enfrentaron fueron hombres y mujeres del pueblo. Las presiones de este grupo hizo que muchos políticos comenzaran a buscar alianzas con ellos y conformaron un acuerdo político para la realización de un nuevo levantamiento militar, cuando consideraron que la cúpula del ejército y el gobierno habían traicionado el acuerdo de Villa Martelli. En este marco hubo una reunión entre Menem y Seineldín que fue denunciada por el Movimiento Todos por la Patria el 16 de enero de 1989. Esta situación la veníamos analizando con preocupación porque sabíamos que cualquier nuevo movimiento militar iría acompañado de acciones terroristas para evitar la movilización popular, único obstáculo para sus planes ya que no había ningún militar leal a la democracia ni político que les hiciera frente. Ante la confirmación que esto se inciaría el 23 de enero en La Tablada, un grupo de compañeros, entre ellos algunos que no eran del MTP, como Roberto Sánchez (colectivero y camionero en su juventud, luchador incansable y ejemplar; conoció la cárcel y al poco tiempo de ser liberado se sumó al pueblo nicaragüense en la lucha contra el dictador Somoza), consideramos necesario enfrentar a los militares antes de que el levantamiento ganara la calle. Se dice que fue una locura tratar de evitar un golpe con 40 personas, nosotros tenemos la convicción de que miles de argentinos al saber lo que estaba sucediendo y al saber también que un grupo de hombres y mujeres del pueblo se habían dispuesto a resistir, se hubieran movilizado y arriesgado también su vida (como ya lo habían hecho en Villa Martelli) para detener a los golpistas y exigir al gobierno mano dura para los verdaderos responsables de los problemas de nuestro país: los militares que con soberbia y prepotencia siempre se sublevan y los grupos económicos que se enriquecen con nuestra miseria y el robo del patrimonio nacional.
En esta primera declaración aclaramos que la fuerza de los hechos y nuestro compromiso nos llevaron a tomar esa actitud ante las claudicaciones del gobierno y de la mayoría de la dirigencia política. Las fuentes de información (que no revelaríamos si los llegáramos a conocer) son ciertas. Decimos que no hubo infiltrados porque conocíamos desde hace mucho tiempo a los compañeros. Tampoco tuvimos nada que ver con el gobierno radical que traicionó y defraudó la expectativa de millones de argentinos mucho tiempo antes de los sucesos del 23 de enero. Se nos quiso utilizar para encubrir a las Fuerzas Armadas y a la propia debilidad del gobierno, todo esto con el coro de algunos dirigentes de izquierda o seudoprogresistas que están siempre listos con grandes teorizaciones a justificarse y a exigir autocríticas de quienes exponen su vida. Así dijeron que esos hechos habían reivindicado a las Fuerzas Armadas llevados por la euforia propagandística del sistema, 8 meses después el pueblo con su masivo rechazo al indulto les da en las narices. En su momento (año '88) dijimos que iba a haber estallidos sociales como resultado de la angustia que producía la injusta política económica, 15 días después de las elecciones se producen las movilizaciones y saqueos en distintas ciudades del país. Situaciones que hoy se mantienen latentes por la persistencia de esas políticas.
Se nos acusó de usar la denuncia Menem-Seineldín como una cortina de humo preparatoria para la acción del 23 de enero. Luego de esos hechos se cerró la causa judicial. Las noticias de los últimos meses acerca de este tema hablan por sí solos.
Hoy ya nos han condenado, como dijimos que lo harían, pero eso no hará que dejemos de pensar que en un país lleno de riquezas como el nuestro, atrasado y dependiente, la democracia del pueblo y la urgente solución de los problemas de vivienda, salud, trabajo, educación, así como terminar con la corrupción política y económica son posibles con decisión y determinación nacional porque son el anhelo de millones de argentino.
Pero llegar a esto está en manos de cada hombre, mujer, joven argentino, si somos constructores de este movimiento de Liberación nacional que haga de la democracia política y económica su sentido y compromiso. Un movimiento de la juventud, los trabajadores, de todo el Pueblo por la Patria. Con todos y para todos.
Democracia – Justicia Social – Independencia Nacional. Es nuestro compromiso como pueblo.
20 de noviembre, día de la Soberanía Nacional 1989.
ROBERTO FELICETTI
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