
En la Argentina, las comunidades indígenas sufren violaciones a sus derechos de manera permanente. Son hostigados, perseguidos y hasta expulsados de sus territorios ancestrales, lo que genera problemas para toda la comunidad ya que su conexión con la tierra incluye un aspecto espiritual y cultural.
En 1997, la vida de los hombres y mujeres pilagá de la comunidad de El Descanso, ubicada en las cercanías del bañado La Estrella, en la región del Chaco argentino, sufrió un cambio radical. El gobierno de la provincia de Formosa construyó una obra destinada a derivar las aguas del bañado a una serie de canales asentados sobre la comunidad misma y en sus zonas adyacentes. Las obras se realizaron sin el consentimiento libre, previo e informado de la comunidad, sin las debidas precauciones y, de acuerdo a la comunidad, provocaron, entre otras, la inundación de las tierras, la profanación de los cementerios, y la disminución de peces y otros recursos naturales.
Durante más de ocho años, el Estado argentino se ha negado a entablar un diálogo constructivo sobre los motivos de preocupación de la comunidad y ha negado también la existencia de cualquier impacto negativo de la obra en el ejercicio de los derechos de los pueblos indígenas. El Estado argentino está incumpliendo normas internacionales adoptadas para proteger los derechos de los pueblos indígenas y, principalmente, el derecho al consentimiento libre, previo e informado y el derecho a las tierras, territorios y recursos naturales. Estas violaciones se suman a las dificultades y los obstáculos que los habitantes de El Descanso encuentran para lograr que su voz sea escuchada y para acceder a la justicia.
El gobierno ha negado toda afectación y no abrió un diálogo de buena fe con la comunidad. Esto contribuye no sólo a que se produzcan violaciones de derechos humanos sino también a reforzar la situación histórica de discriminación, exclusión y pobreza en la que viven muchas de las comunidades indígenas en la Argentina.
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