.......ver qué resonancias tiene en nuestras conversaciones, cuándo dialogamos verdaderamente y cuándo nos cerramos o imponemos.
“Supongamos que tú y yo hemos tenido una discusión.
Si me has vencido tú a mí en vez de yo a ti, entonces, ¿necesariamente estarás tú en lo correcto y estaré yo equivocado?
Si te venzo yo a ti en lugar de tú a mí, entonces, ¿estaré yo necesariamente en lo correcto y tú estarás necesariamente equivocado?
¿Uno tiene razón y el otro está equivocado?
Si ni tú ni yo sabemos la respuesta, entonces otra gente estará aún más en la oscuridad.
¿A quién llamaremos para decidir qué es lo correcto?
¿Llamaremos a alguien que coincida contigo para decidir? Pero si coincide contigo, cómo puede decidir justamente?
¿Llamaremos a alguien que coincida conmigo? Pero si ya coincide conmigo, ¿cómo podría decidir?
¿Llamaremos a alguien que disienta de ambos? Pero si ya disiente de ambos, cómo podría decidir?
¿Buscaremos a alguien que esté de acuerdo con ambos? Pero si ya está de acuerdo con ambos, cómo podría decidir?
Obviamente entonces, ni tú ni yo ni nadie más puede decidir en el lugar del otro.
¿Esperaremos aún a alguna otra persona? Pero esperar que una voz cambiante juzgue a otra es lo mismo que no esperar a ninguna.
Armonizarlas con la Igualdad Celestial, dejarlas a sus cambios incesantes, y llegar al final de nuestros días.
¿Qué quiero decir con armonizarlas con la Igualdad Celestial?
Lo correcto no es lo correcto, lo que es así no es así. Si lo correcto fuera realmente lo correcto, diferiría tan claramente de lo no correcto que no cabría discusión alguna. Si lo que es así fuera realmente así, diferiría tan claramente de lo que no es así que no cabría discusión alguna.
Olvidarse de los años; olvidar las distinciones. Saltar a lo ilimitado y hacerlo nuestro hogar.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario