martes, 2 de diciembre de 2008
MÓNICA CARRANZA: CON LA CARITA LIMPIA
http://www.loscarasucias.org.ar/
El Diccionario de la Real Academia Española nos dice que emprender es acometer y comenzar una obra, un negocio, un empeño, especialmente si encierran dificultad o peligro; entonces comencé a indagar sobre la vida de una persona y hallé en su accionar, no sólo el cumplimiento de todas las características de un emprendimiento, sino que más allá de la más o menos rígida significación de una palabra, comprendí que ella superaba su definición. Porque acometió y comenzó una obra impulsada por su historia personal; y por la necesidad de reparar sus carencias, llenando los huequitos de otras personas. Porque su negocio era dar. Y la dificultad que se le presentaba era que sólo contaba con sus profundos sentimientos. Por vivir una lucha cotidiana, donde las cifras suelen superan a nuestros bolsillos, puede parecernos que no se puede vivir del amor; y sin embargo, una mujer como Mónica Carranza puede ayudarnos a descubrir qué nos hace falta, entre otras cosas, para lograr un objetivo.
Ella pudo. Y dio los primeros pasos hacia su misión, con una sola herramienta: la esperanza de cumplirla. Mónica Carranza nació en Parque Patricios, donde vivió hasta los nueve años con sus once hermanos, quienes, tras la muerte de su padre, fueron separados e internados en diversos colegios. Pero Mónica sintió que su lucha debía comenzar afuera. Se escapó y comenzó a vivir en la calle, donde pasó hambre, frío y violencia. En la intemperie de una ciudad que no la protegía, y luego de ver morir a su hermana, víctima del invierno y la inanición, nació su sueño: ella quería ser grande para ayudar a los necesitados. Así fue.
Luego de casarse, fundó en su propia casa de Mataderos el comedor comunitario Los Carasucias. No fue fácil. Los protegidos eran cada vez más. En 1996, los Carranza hipotecaron su casa y alquilaron un galpón. Mónica y sus voluntarios salieron a vender flores para pagar el alquiler. Y llamaron a la solidaridad. Y la escucharon. Entre subsidios y donaciones, Mónica cubre las necesidades primarias de miles de personas. Ya fue elegida Mujer del Año. Pero el título que le pertenece excede un calendario. Yo la elegí como ejemplo de vida, como Mujer todos los días, como una emprendedora que tiene un objetivo que se cumple y renace, y se vuelve a cumplir. Porque Mónica sólo quiere rodearse de caritas limpias.
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