Del Amazonas al gabinete de Lula
Cuando el presidente Lula designó a esta joven senadora, de 44 años, ministra de Medio Ambiente en Brasil, la primera mujer en acceder al cargo, recibió el elogio de los ecologistas de todo el mundo.
Nacida en una familia pobre del Amazonas, analfabeta hasta los 14 años, diplomada en historia, Silva tiene una larga militancia en favor de los temas ambientales, la biodiversidad y la defensa de las comunidades indígenas.
Luchadora incansable. Apodada la Senadora de la Selva, fue seringueira, recolectora de caucho de los árboles en la selva amazónica, para ayudar a alimentar a la familia numerosa que integraba.Los seringueiros no talan los árboles, sólo le hacen tajos para extraer la savia.
En defensa de sus medios de subsistencia, los seringueiros se transformaron en los principales activistas pro conservación de las riquezas amazónicas y Marina Silva, en una de sus líderes.
Madre de cuatro hijos, fue ganadora de numerosos premios internacionales, incluso un Premio Goldman del Medio Ambiente y la nominación como una de “las 25 mujeres líderes en la acción para el medio ambiente”, del PNUMA.
Esta defensora del medio ambiente nunca se dio por vencida y luchó siempre por sus ideales, a pesar de los problemas de salud.
Tuvo tres hepatitis y sufrió una contaminación por metales que los médicos atribuyen a un tratamiento contra la malaria.
Trabajo ininterrumpido
Desde 1984 trabajó junto con el célebre sindicalista y ecologista Chico Mendes, que fue asesinado en 1988. Al asumir, Silva anunció que trabajará lado a lado con la sociedad civil con el fin de concienciar al Estado de la importancia de esta defensa
Desde entonces, su lucha no se detuvo jamás. A pesar de su salud frágil, fue consagrada diputada primero y senadora después.
En 1985, Silva se afilió al Partido de los Trabajadores y ese año obtuvo su primer cargo público cuando fue elegida concejal de Río Branco. De estreno en los estrados oficiales, sorprendió a sus colegas cuando renunció a todos los privilegios.
Dos años más tarde fue elegida diputada estatal, y en 1995 se convirtió en la senadora más joven de la historia de Brasil.
Hoy, Marina Silva continúa defendiendo el Amazonas desde su despacho en Brasilia y sigue con la misma idea que anunció al asumir, que trabajará lado a lado con la sociedad civil con el fin de crear “una política ecologista en el corazón mismo del Estado”.
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