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sábado, 29 de enero de 2011

Frases de "el rugido del despertar"

Cuando dejas de soñar, dejas de vivir.
MALCOM FORBES

A veces se gana, a veces se pierde, a veces el espectáculo se interrumpe por mal tiempo.
SATCHEL PAIGE

La creatividad requiere utilizar no sólo el pensamiento sino también el sentimiento.
GEORGE VAILLANT

No quiero tomarme en serio, pero quiero que me tomen en serio los demás.
NINA TSAO

En soledad prestamos apasionada atención a nuestra vida, a nuestros recuerdos y a los detalles que nos rodean.
VIRGINIA WOOLF

Tu tarea consiste en descubrir cuál es tu trabajo y, luego, con todo el corazón, entrégate a él.
BUDA

El que se ríe de sí mismo no es risible.
SÉNECA

El tiempo es la forma en que la naturaleza evita que todo suceda al mismo tiempo.
GRAFFITI

Sé feliz. Es una de las formas de ser sabio.
COLETTE

Me agrada más el silencio de la iglesia antes de que comience el servicio que escuchar los sermones.
RALPH WALDO EMERSON

No puedes elegir cómo has de morir, ni cuándo. Sólo puedes decidir cómo has de vivir. Ahora.
JOAN BAEZ

La libertad es lo que haces con lo que te han hecho.
JEAN-PAUL SARTRE

Lo que se le exige al genio es amor y verdad.
JOHANN WOLFGANG VON GOETHE

La conciencia de sí es probablemente lo más importante para aquel que quiere ser un campeón.
BILLIE JEAN KING

La lealtad a opiniones petrificadas nunca rompió una cadena ni liberó un alma humana.
MARK TWAIN

Un hombre que siempre está dispuesto a creer lo que le dicen, nunca se desempeñará bien, especialmente en el caso de un hombre de negocios.
PETRONIO







El rugido del despertar


HABÍA UNA VEZ UN DRAGÓN que se separó de sus padres al nacer y se perdió. Fue criado entre animales de granja, aprendió a comer pasto y a caminar por el campo como las bestias domésticas.
Un día, un dragón más viejo volaba sobre el campo exhalando fuego y dispersando a su paso a todos los animales. El joven dragón que estaba en tierra quedó fascinado y paralizado de admiración. El dragón viejo vio entonces a su primo y se precipitó en vuelo, lo atrapó entre sus inmensas mandíbulas y remontó vuelo nuevamente.
Cuando estaban tan elevados que las casas parecían de juguete, el dragón anciano abrió la boca y soltó al joven, que cayó a tierra gritando. Sin embargo, justo antes de que diera en tierra, el anciano descendió y volvió a tomarlo entre sus mandíbulas emprendiendo vuelo hacia lo alto del cielo. Y desde allí, nuevamente lo dejó caer.
Esta horrible ceremonia se repitió varias veces antes de que el joven, furioso y atemorizado, extendiera sus alas y con un rugido de fuego se elevara en vuelo por sí mismo, transformándose, por primera vez en su vida, en su ser real.
El primer contacto de este dragón joven con su verdadera naturaleza es semejante a lo que muchas historias orientales llaman "el rugido del despertar".